MAPA DE RELACIONES



Este mapa constituye un esfuerzo por clasificar el trabajo de las arquitectas y mostrar las vinculaciones entre ellas y con otros. Conforme a ello se establecieron categorías para designar con más matices sus maneras de ejercicio y sus orientaciones profesionales. Se definieron dos formas de clasificación: ‘formas de práctica’ y ‘temas disciplinares’. Además del diseño y la planificación urbana, en el primer grupo se reconocen formas menos convencionales de ejercer la profesión, como la docencia, la investigación, la gestión, el trabajo editorial y el activismo político. A su vez, estas variables se cruzan con una segunda serie, que determina ámbitos de inquietud intelectual también diversos: aparte de los más tradicionales como la ciudad, los edificios y la vivienda, se considera la formación universitaria, el paisaje, la política y la organización gremial.

Los dos ejes de categorización desafían las formas más tradicionales de entender cómo se ejerce la profesión de la arquitectura. Ocupaciones distintas a la del arquitecto proyectista y áreas operativas diferentes al edificio son definidas como categorías homólogas al diseño. Ello supone disponer en un mismo plano formas de práctica y temas disciplinares alternos, que con frecuencia han sido estimados como periféricos al núcleo de la disciplina. Sin desconocer la relevancia del proyecto de arquitectura, se considera que los frutos de frentes alternativos de producción pueden traducirse en aportes que ameritan ser documentados en la historia de la disciplina.

Al mismo tiempo, el mapa refleja en su perímetro el entramado de relaciones profesionales y personales que caracterizó el trabajo de las arquitectas. Se presenta una selección de nombres de quienes fueron sus socios de oficina, colaboradores en proyectos profesionales, profesores, estudiantes, ayudantes, compañeros y jefes, así como de individuos con quienes mantuvieron un intercambio informal que nutrió de algún modo su ejercicio profesional. La construcción de esta trama responde a la intención de revisar el pasado reconociendo que los vínculos, colaboraciones, asociaciones y esfuerzos colectivos son inherentes al quehacer arquitectónico. De este modo, el mapa de relaciones da cuenta de que existen múltiples formas de ‘hacer arquitectura’.